Cintruénigo iniciaba los festejos el Jueves de Lardero. Después de comer, salían grupos de mozos y hombres disfrazados de “zarramusqueros” ocultando su personalidad con caretas e indumentaria de lo más extraña, recorrían las calles asustando a las mujeres. Repetían la broma cada día durante un rato, disimulando las voces con falsetes cómicos y manchando o pinchando con un saco lleno de aulagas a los descuidados.
Hoy en día
Las calles quedan vacías a la par que máscaras de todo tipo ocupan poco a poco las calles céntricas. Simultáneamente hacen su aparición unos personajes, con buzos azules o disfrazados de otra guisa, con instrumentos variados tienen como objetivo ensuciar a todo aquel que ose mostrarse a cara descubierta. Queda por delante toda una hora. En ese tiempo los “zarramuskeros”, los personajes más característicos y tradicionales del carnaval de Cintruénigo, harán de las suyas con harina, azulete, agua, serrín, ceniza y todo aquello que permita ensuciar a quien salga a la calle sin tomar la oportuna medida de taparse, como mínimo, la cara.
El resto de los actos tienen lugar durante el fin de semana, comienza con el pregón, hoguera, desfile de carnaval, finalizando con el entierro de la sardina en la Plaza del Ayuntamiento.